La tecnología estética moderna ofrece una amplia gama de tratamientos eficaces para el rejuvenecimiento de la piel. Una de ellas es la carboxiterapia. Ayuda a combatir los cambios relacionados con la edad, mejora la elasticidad de la piel, elimina las arrugas y la pigmentación y combate el acné.
La carboxiterapia es un método innovador de rejuvenecimiento de la epidermis basado en las propiedades del dióxido de carbono.
La carboxiterapia es un procedimiento cosmético en el que se introduce dióxido de carbono dentro o debajo de la piel. En respuesta al exceso de CO2 (hipercapnia) en el tejido, se suministra una gran cantidad de oxígeno a la lesión. Esto activa la circulación sanguínea local, el metabolismo celular y la síntesis de colágeno.
El tratamiento mejora el estado de la piel y ayuda con la rosácea, la cuperosis, el acné, la psoriasis y otras enfermedades dermatovenerológicas.
Los profesionales de la medicina valoran la carboxiterapia por su marcado efecto rejuvenecedor y purificador de la piel, maximizando la naturalidad de los procesos desencadenados en los tejidos.
El dióxido de carbono tiene propiedades antioxidantes, antisépticas y regenerativas. Por eso se utiliza en medicina desde hace más de 50 años. Sin embargo, el dióxido de carbono no se ha utilizado en la medicina estética durante mucho tiempo.
La causa principal del envejecimiento de la epidermis es la falta de oxígeno en el tejido.
La eficacia de la carboxiterapia puede parecer cuestionable, ya que el dióxido de carbono provoca una falta de oxígeno aún mayor. Sin embargo, el CO2 satura la piel de forma mucho más eficaz que el oxígeno. La epidermis responde a la exposición al dióxido de carbono como factor de estrés aumentando la circulación sanguínea y estimulando la producción activa de colágeno, el principal material de construcción de las células.