Dispositivos y consumibles necesarios para un tratamiento PRP

En la centrifugación, la sangre se introduce en una centrifugadora y se hace girar rápidamente. El movimiento giratorio y la fuerza centrífuga resultante hacen que los distintos componentes de la sangre -como las plaquetas, los glóbulos rojos y los glóbulos blancos- migren hacia el exterior en función de su tamaño y densidad. Este proceso es una parte importante de la terapia con PRP (plasma rico en plaquetas), y cuanto mejor sea la centrifugadora, mejores serán los resultados.

Es importante entender que no se trata sólo de la velocidad de la centrifugadora. También se trata de la fuerza centrífuga, que depende del tamaño del rotor de la centrifugadora. Estudios recientes demuestran que existe una correlación entre la fuerza centrífuga (también llamada fuerza centrífuga relativa o RZB/RCF) y la cantidad de plaquetas que obtenemos.

Si utilizamos una fuerza centrífuga demasiado alta, las plaquetas pueden ser empujadas a la fase con los glóbulos rojos, y obtenemos un plasma que casi no contiene plaquetas - lo que no es bueno, ya que las plaquetas desempeñan un papel importante en la curación. Así que ahora trabajamos con una fuerza centrífuga menor, y eso tiene algunas ventajas:

• Se reduce la descomposición de los glóbulos rojos.
• Evita que las plaquetas se desintegren demasiado pronto.
• Obtenemos un plasma bien sedimentado
• Se desprenden las células que se pegan (tanto las grandes como las pequeñas).

Por lo tanto, la centrifugación es un paso importante que debe hacerse con cuidado para obtener los mejores resultados posibles.