El EGF es uno de los factores de crecimiento más importantes del organismo. Esta proteína extremadamente vital se encuentra en las células fibroblásticas de la capa cutánea. Se libera de forma natural durante el proceso de cicatrización cuando la piel se lesiona. La proteína EGF favorece la renovación celular y la cicatrización de las heridas. Cuando se aplica EGF a la piel, puede comenzar la regeneración de los tejidos.

Antienvejecimiento, antiarrugas, cicatrización de heridas. Estimula la biosíntesis del ácido hialurónico. El EGF estimula los fibroblastos para que sinteticen elastina, mejorando el crecimiento y la división celular de la epidermis. Reduce las arrugas y microarrugas gracias a su actividad en la célula cutánea. Mejora el estado de la piel.

El EGF aporta energía y vitalidad a la piel. Nutre, suaviza, ilumina y rejuvenece la piel. Favorece el crecimiento de las células cutáneas, elimina cicatrices. El factor de crecimiento epidérmico acelera el crecimiento celular del tejido cutáneo, de modo que las células recién nacidas y jóvenes sustituyen inmediatamente a las células viejas y muertas. Esto reduce la edad media de las células de la piel.

Esto se denomina antisenilidad. El EGF tiene una función antisenilidad, aumenta la elasticidad de la piel sana y la cicatrización de las heridas. También tiene una función antiinflamatoria, previene el acné, los depósitos anormales de pigmento en la piel y las cicatrices. El EGF acelera la producción de células recién nacidas que sustituyen a las originales para reducir los niveles de melanina y melanocitos, lo que permite al EGF aclarar la piel.

El EGF también es excelente para curar el acné. Es especialmente útil para reducir la inflamación de los quistes.