Mientras que los telocitos actúan como mediadores entre bastidores, el plasma rico en plaquetas (PRP) proporciona las herramientas y el material para la regeneración, por así decirlo.
El PRP es un concentrado de las plaquetas (trombocitos) de la sangre del propio paciente. Hace más de 40 años que se realizan experimentos con concentrados de plaquetas autólogas (mdpi.com/2073-4409), y el PRP se ha establecido firmemente en la medicina regenerativa. Pero, ¿qué hace tan especial al PRP?
La clave está en las propias plaquetas. Las plaquetas son centrales miniaturizadas: Normalmente circulan de forma inactiva en la sangre y se activan repentinamente en caso de lesión. Cuando se lesiona un tejido, las plaquetas son de las primeras células en llegar; se acumulan en la zona de la herida y liberan de sus gránulos diversas sustancias biológicamente activas
(pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC11353115).
Entre ellas se encuentran factores de crecimiento, citocinas, sustancias mensajeras que modulan la inflamación y también factores que estimulan la formación de nuevos vasos sanguíneos y la formación de matriz extracelular.
Por tanto, el PRP puede considerarse un concentrado de estas sustancias cicatrizantes: oro líquido para la cicatrización de heridas, obtenido de la propia sangre del paciente.
La producción de PRP es relativamente sencilla, pero eficaz. Se extrae una pequeña cantidad de sangre venosa del paciente y se centrifuga en tubos especiales para separar las plaquetas. Los modernos kits de PRP, como el Tubo VI PRP-PRO de prpmed.de, permiten recoger unos 4-4,5 ml de PRP altamente concentrado en un tubo de recogida de 9 ml.
Es importante utilizar un anticoagulante (normalmente citrato de sodio) y a menudo un gel separador en el tubo para separar limpiamente los glóbulos rojos de las plaquetas.
Al final, se obtiene un plasma de la propia sangre del paciente que contiene un aumento múltiple de la concentración de plaquetas y, por tanto, de todos los factores curativos que éstas liberan.
Pero, ¿qué hacen realmente estos factores? He aquí un breve resumen de los factores de crecimiento importantes en el PRP y sus funciones:
- PDGF (factor de crecimiento derivado de las plaquetas): Promueve la proliferación de células (por ejemplo, fibroblastos) y la angiogénesis (formación de nuevos vasos sanguíneos).
- TGF-β (Factor de Crecimiento Transformante Beta): Regula la formación de cicatrices y las reacciones inflamatorias, favorece la producción de matriz extracelular.
- VEGF (Factor de Crecimiento Endotelial Vascular): Factor clave en la formación de nuevos vasos sanguíneos, importante para el suministro de sangre al tejido en regeneración.
- EGF (Factor de Crecimiento Epidérmico): Estimula la migración y división celular, especialmente de las células epiteliales, favorece la epitelización de las heridas (formación de nueva piel).
- IGF (factor de crecimiento similar a la insulina): Favorece la diferenciación y la supervivencia de las células, por ejemplo las musculares y cartilaginosas, y tiene un efecto anabólico en los tejidos.
Estos y otros muchos mediadores actúan conjuntamente en cascadas sinérgicas. Están presentes en el PRP en altas concentraciones, exactamente donde se necesitan, es decir, directamente en una zona del cuerpo lesionada o con alteraciones degenerativas.
Los médicos inyectan PRP en heridas que cicatrizan mal, tendones o articulaciones dañadas (por ejemplo, en la artrosis), por ejemplo, o lo utilizan en medicina estética para el rejuvenecimiento de la piel.
El abanico de aplicaciones es amplio: estudios e informes clínicos documentan éxitos en la caída del cabello (alopecia), el tratamiento de cicatrices de acné, quemaduras, úlceras cutáneas crónicas, lesiones musculares y cartilaginosas y en la cicatrización de heridas postoperatorias (mdpi.com/2073-4409).
El PRP es popular porque es mínimamente invasivo y autólogo, es decir, procede de la sangre del propio paciente, lo que minimiza el riesgo de reacciones inmunitarias o infecciones. Al mismo tiempo, su producción es relativamente fácil y barata. En resumen, el PRP proporciona al organismo un impulso concentrado de factores curativos naturales exactamente allí donde se necesitan.